domingo

Arabia


Rostro noctámbulo
divisando la entidad de la mujer incómoda
frente a lo constante de la respiración

¿continuamente es la noche
cómplice de lo incontable?



Tango de Argentina y Uruguay Patrimonio de la Humanidad

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluyó al tango de Argentina y de Uruguay en la Lista Representativa del Patrimonio de la Humanidad.

"La tradición argentina y uruguaya del tango, hoy conocida en el mundo entero, nació en la cuenca del Río de la Plata, entre las clases populares de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo", dijo la UNESCO en su sitio de internet.
En la lista también figura el tradicional candombe de Uruguay, un frenético ritmo que se toca con tambores cuyo origen se remonta a la época colonial y que aún perdura de la mano de los descendientes de esclavos, en un país en el que el 10 por ciento de los 3,3 millones de habitantes es de raza negra.
El pedido de inclusión como patrimonio para ambos ritmos se presentó ante la UNESCO en septiembre del 2008.
"Ambas expresiones empezaron como expresiones culturales despreciadas por la sociedad que se creía bienpensante y culta", explicó la ministra de Cultura de Uruguay, María Simón, en un acto realizado en la Plaza Carlos Gardel de Montevideo.
"Por fin dejamos de discutir si el tango era de aquí, de allá, esta iniciativa se presenta como un patrimonio común, rioplatense", añadió Simón.
El origen del tango es a menudo tema de discusión entre los habitantes de ambos países. En 2000, se generó una polémica cuando Argentina se presentó en los Juegos Olímpicos de Sidney al son de "La Cumparsita", el tango más famoso del mundo, cuya música fue creada en 1917 por un uruguayo y su letra por un argentino.
En 1998, "La Cumparsita", que se puede escuchar hasta en la película "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban" y en la transmisión original de "La Guerra de los Mundos", fue declarada himno popular y cultural de Uruguay.
Gardel, cuyo origen también es tema de polémica entre los dos países ya que Uruguay afirma que nació en su territorio y Argentina insiste que era francés, es uno de los máximos exponentes del género.
"Es un homenaje a centenares de milongueros, de cantores, de músicos que fueron preservando esta tradición de voz en voz. Este es un aporte que el Río de la Plata hace a la cultura de la humanidad", dijo el ministro de Cultura argentino, Hernán Lombardi, al diario Clarín

AL RITMO DEL TAMBOR

El candombe, en tanto, es un género típico de Uruguay que surgió en el siglo XVIII entre los esclavos traídos de África, y sus tambores suenan sobre todo en los barrios Sur, Palermo y Cordón, en Montevideo, donde reside la mayoría de los afro descendientes.
"Transmitido en el seno de las familias de ascendencia africana, el candombe no sólo es la expresión de una resistencia, sino también una festividad musical uruguaya y una práctica social colectiva profundamente arraigada en la vida diaria de esos barrios", dijo la UNESCO en su página web.
Su máxima fiesta es el desfile de Llamadas, cuando todas las comparsas compiten en febrero por la calle principal del barrio Sur.
Según los historiadores, las Llamadas surgieron como una forma de comunicación entre los esclavos o para invocar a sus santos.
Con el tiempo la celebración fue expandiéndose y a ella se sumaron los "lubolos", blancos pintados de negros.
En las comparsas desfilan desde niños hasta ancianos, acompañando a las bailarinas, las mama vieja, el médico brujo y las "cuerdas de tambores".
"El nombramiento de la UNESCO es esperanzador, es motivador y es un estímulo para los que trabajamos con este género musical, para toda la colectividad", dijo a Reuters Tina Ferreira, una de las principales vedettes del carnaval local.
"El candombe es la máxima manifestación visible de toda una cultura a descubrir, en este país pluricultural. Y por lo tanto la única posibilidad que tiene un descendiente afro para acceder a su cultura", añadió.
Pero durante el año los tambores suenan por las calles de la capital, tocados tanto por blancos como por negros.
"Desde pibes (chicos) salimos a tocar los tambores y a menguear (pedir dinero). Es como un trabajo, sacamos un jornal para cada uno y además nos divertimos", dijo Federico de 25 años, quien junto a otros cuatro amigos -todos blancos- interpretaba el tradicional ritmo por la principal avenida de Montevideo.
Peatones, comerciantes y turistas les dan unas monedas y algunas personas hasta se animan a intentar bailar el candombe.
"Sentimos que estamos avanzando y dando pasos fundamentales para reconocer lo que es la riqueza de la diversidad de la sociedad uruguaya y lo que es el aporte de la comunidad negra a la misma", dijo el diputado Edgardo Ortuño, el único legislador negro del país, en el acto, donde, paradójicamente, no sonaron los tambores.

sábado

Su sitio

Un tragaluz reconoce
el momento

tal vez por lasitud
profesa verse transitando
un costado de Arabia

piensa el imposible, y libre
renuncia la respiración.

lunes

Mercedes Sosa: La Negra de América

Hemos recibido la mala noticia con profunda tristeza, pero con una gran devoción y gratitud. La partida de Mercedes Sosa cierra un capítulo muy importante en la vida artística y política de nuestra América. Su voz fue un potente aliado por la paz, la justicia y la verdad. Pero como ella solía decir, “la vida sin música no me sirve”.

La conocí en una noche esplendorosa de aquella Centroamérica envuelta en llamas. Corría la década de los ochenta. Ella exilada entre Paris y Madrid, pero siempre volviendo a vibrar por nuestras tierras. El concierto de aquella noche inolvidable en el Teatro Nacional en San José de Costa Rica fue una mezcla de nostalgia y evocación. Recorrió el repertorio que la hizo famosa, y la envolvió un aura mística que no le permitía dejar el escenario. Al final quiso que todo el mundo cantase, y nos envolvimos en la magia de la música. Aquello nos marcó para lo que vino en Centroamérica. Organizamos la solidaridad con Guatemala, El Salvador y Guatemala con ACAFADE (Asociación Centroamericana de Familiares Detenidos-Desaparecidos), y hasta llegamos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, condenando al gobierno de Honduras como culpable de la desaparición de personas. Esta fue la primera vez que un gobierno fue condenado y ordenado a pagar la indemnización correspondiente.

Recuerdo que con voz pausada, y fatigada, reclamaba que no se fuera nadie. Secaba el sudor de su frente, envuelta en aquel poncho azul y blanco, los colores de la bandera Argentina. Con tambor en mano seguía pulsando el ritmo de la noche. Y nosotros en el público nos llenamos de esperanza, en medio del embeleso y la admiración. A todas y todos nos hizo vibrar. La Negra sabía hacerlo. Cantar era más que una profesión, era su vida. Cantar en América, “me acerca a mis raíces, a mi Tucumán querido”, expresaba. Y lo hizo aquella noche con profunda conciencia latinoamericana.

Esa noche cantó y cantó sin querer ausentarse del escenario. Luego en una recepción más íntima en el propio Teatro Nacional con exilados argentinos, chilenos, salvadoreños, colombianos, nicaragüenses, guatemaltecos y salvadoreños, tuvo palabras solidarias que ponían el acento en superar la atrocidad de la guerra y buscar salidas que afirmaran la paz y la vida. Y le creímos.

A Mercedes Sosa la volví a encontrar en Amsterdam y Madrid. En esas ocasiones conversamos muy brevemente, y siempre mostró esa sonrisa inconfundible, unida a ese corazón solidario y noble. Siempre destacando la belleza de la vida y la amistad.

¿Cómo plasmar y dar un perfil adecuado de este ser excepcional que es Mercedes Sosa? Tenemos que afirmar claramente: Mercedes Sosa nos saturó de esperanza en el momento que más lo necesitamos en Latinoamérica y el Caribe. Por eso se constituyó en nuestro icono de la paz y la esperanza. Además, hoy el mundo la reclama como la gran embajadora de la paz con justicia.

Por otro lado, el acervo y legado que nos deja Mercedes Sosa es impresionante. La diversidad de su producción musical es ya un hito importante en la música del siglo XX, y su interpretación artística, desde una misa criolla argentina hasta canciones caribeñas y andinas que cobraron en su genio interpretativo una vida universal. Ahora todo el mundo conoce la creatividad de nuestro continente más allá de nuestras fronteras.

Entonces, seamos muy sinceros, jamás hemos de olvidar las canciones que la hicieron famosa en todas las latitudes: “Gracias a la vida” de Viola Parra, la folclorista chilena. Quizás el mensaje ético más contundente es aquel que recorrió todo el continente americano:


Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre vacía y sin haber
hecho lo suficiente…
Sólo le pido a Dios que la
guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte,
toda la sangre inocente de la gente.

¡Esa indignación esperanzada dio fuerza a tanta gente!

En la producción artística de Mercedes Sosa, de cuatro décadas, hemos encontrado un camino de esperanza y afirmación de la vida, que combinando lo romántico con lo ético y lo político, nos da la fuerza que necesitaremos.

Y cantaremos con ella: “Si se calla el cantor”, “Razón de vivir” de Víctor Heredia, “Todavía cantamos”, “Sobreviviendo”,”Como la cigarra”, “Canción de todos” “Si se calla el cantor”, “Zamba para olvidar”, “Alfonsina y el mar”, “Quién dijo que todo está perdido” de Fito Páez, entre las más populares de su impresionante y abarcador repertorio.

Mercedes supo ser mentora y promotora de nuevos y nuevas cantantes, sin titubeos ni falsos celos. Ella sabía bien lo que era, embajadora de la buena voluntad, como lo reconociera después la UNESCO.

Mercedes Sosa, “La Negra”, nuestra negra. La voz de América que jamás se callará. Te recordaremos vibrante. Señora del escenario de la vida. Tú eres el icono de la esperanza en este continente que busca su derrotero. Gracias por tu fuerza, negra, hija del indio, el europeo, y promotora de nuestros sueños.

Que te recuerde Tucumán y Argentina, Suramérica y todo Centroamérica, el Caribe, y el orbe entero. Te lo mereces. Trataremos de imaginarnos a donde lleva la ruta de tu esperanza. Ten paciencia, mi negra. A veces perdemos la brújula y se nos pierde el camino. Haremos todos los esfuerzos por emularte, y seremos mejores: Tu vida será la máxima inspiración.


martes

Cruce de letras


Choque sin defectos
poema vigoroso
como un mártir que prospera
como un barco cargado de crepúsculo,
la confluencia allí,
y allí la flor.

viernes

Primaveral

quitémonos la piel yerta
y sumerjámonos
en una jarra de alcohol cárdena
para descubrir nuestros cuerpos de entretiempo

el corazón del árbol
se dilata en primavera

lunes

Golpe




Tenue es el golpe
de la luz pendiente
que máculas refleja comprendida.
Un par de goces tercos
y crudos roces cínicos
que se resisten en el tiempo.

miércoles

Madrigales















En la desesperanza de la noche
brotó la lágrima y el alma sacudió al cuerpo
exponiéndolo al dolor

en la disipación de la noche
la lágrima dictó sentencia, el alma regresó al cuerpo
reclamando su existencia

en la consternación del alba
la calma de la lágrima, el cuerpo y el alma
eran manifestación de madrigales cotidianos.

martes

Incompatibilidad

Entre miseria y fasto
hay caudal personal que descamina
y melodía sin aliño prodigada en vano.

sábado

Errante


Cuando el día se forma
primario y claro
tañe tu aislado recelo
trasladado de vida.

Todas las cosas
añaden tu color y tu signo
mientras pasan tardías
las sendas azotadas de los hombres.

miércoles

Versado


no sólo trazó la antigua leyenda,
del mismo modo
se encerró entre aludidos
inquirió aparentes cultos
escuchó importantes deseos
y también, algunos vaticinios

martes

Bastimentos



Inquietas se destraban sus amarras
en un plegado corte que entra en mí
palpa el alma
y se dispersa con un sueño
que no es mío.

jueves

Desembocadura


Esta madrugada
el aire, entre luces
henchido de predicciones

hay un pasaje de sosiego
donde emergemos
sin noticia ni columna

el verter violáceo de las aguas
impone ahora
el rumbo de las sombras.

martes

Tunos




¿Quién experimenta en las salientes
ese festejo de alas que hoy cede baladas?

quizás, pardales
contendiendo sueños vanidosos.

domingo

“No, Doña Josefina, yo tomo mate...”




Hay una serie de trabajos relativos a la obra de Francisco Espínola y todos ellos aportan algo interesante, pues son observaciones sobre uno de los más notables narradores del continente. Nació en San José de Mayo el 4 de octubre de 1901; cursó la enseñanza primaria y la secundaria en su ciudad natal y luego, en Montevideo, optó por realizar estudios de Medicina en la Sección Preparatorios, que después abandonó para dedicarse a la literatura. Así, en setiembre de 1926, editó los cuentos de “Raza ciega”. Este adjetivo es rico en sugestiones y quizá permita varias hipótesis. El libro está impreso en Comunidad del sur y precedido de un prólogo muy laudatorio de Pedro Leandro Ipuche. Se trata de nueve cuentos fuertes, vigorosos, donde si bien hay una anécdota, ésta no es lo más importante, sino los caracteres –las almas diría Zum Felde- y además, la notable técnica narrativa y el sobrevuelo de la imaginación. Con este libro, Paco Espínola entró con todo derecho en la literatura uruguaya. A pesar de su crudeza y de utilizar un humor acre, o si se quiere negro, y usar con lucidez perfecta lo insólito, como en el cuento titulado “María del Carmen”, en Paco Espínola existe, y se acentúa en los cuentos posteriores, el ser emocional, que se suma al dominador eximio de técnicas depuradas.

UN CRIOLLO DE PURA CEPA

Yo lo conocí más o menos en la década del 30, una tarde en la que Alfredo y Esther de Cáceres lo trajeron al apartamento donde residía mi familia. Llegó Paco, con su traje rigurosamente negro, su cuello palomita, su corbata de moñita oscura, sus gruesos lentes de intelectual, su cabello negro con pequeñas entradas, peinado para atrás. Cuando mi madre le iba a servir el té, él le dijo más o menos esto: “-No, doña Josefina, yo tomo mate; no se preocupe, traje todo lo necesario; sólo preciso un poco de agua caliente”. Palabras más, palabras menos, ese fue el sentido. Al rato le hicimos contar alguno de sus cuentos. En otras ocasiones los leía y a veces narraba alguno no escrito aún, pues recuerdo que una vez expresó: “-Sólo me falta escribirlo”. A mí me parecía que eso sería lo más difícil, pero tal vez no lo fuera; además, ponía tanta vida en su narración, en las modulaciones de su voz, fuese “Rancho en la noche”, “¡Qué lástima!” o “El milagro del hermano Simplicio”, que escritos o a medio escribir, resulta cosa difícil desentrañar el misterio de su creación “contrapuntística”. Si apenas uno puede vislumbrar algo de su propio misterio...

En 1930 publicó su delicioso relato para niños, “Saltoncito”, un clásico de la literatura infantil, y en 1933 su densa novela “Sombras sobre la tierra”. Paco había tenido en su niñez una tremenda experiencia; una sirvienta había quemado con agua hirviendo a dos ratas caídas en una trampa, experiencia que narró luego con detalles. Yo también tuve una, no tan horrible; una sirvienta tomó a un ratoncito caído en una trampa y lo arrojó en un balde con agua. Lo vi nadar desesperadamente hasta que se ahogó. Tendría yo tres o cuatro años y nunca me olvidé de eso. Pero creo que el título de la novela de Espínola, se debió a una segunda visión, naturalmente superpuesta a la primera: veía a veces las ratas que corrían, y a la luz de un farol hacían su sombra sobre la claridad de la pared. Y hay seres que huyen o se esconden y son ratas o sombras sobre la tierra. Libro tremendo, de gran impacto social y psicológico, y un fuerte sentido de conmiseración por los seres marginados, los vencidos de la vida, todo ello expresado con maestría indiscutible. El mundo del “bajo” de San José, sus personajes que no pueden salir a la superficie de una vida mejor, la crudeza de algunas escenas y pinturas, desde luego de mano maestra, causaron sensación. Esta novela está dedicada a Carlos Reyles, por cuyo don narrativo Espínola sentía muy alta estima.

ANECDOTAS MARAGATAS

Una vez contó Paco una anécdota, para mí elocuente de la admiración que su narrativa causaba entre sus paisanos.

Estaba en un cafetín de San José y a veces allí escribía algo o tomaba algún apunte, sentado en un rincón, ante una mesita. En eso se le acercaron dos humildes parroquianos algo cohibidos; uno tenía el sombrero entre las manos y lo hacía dar vueltas despacio, tímidamente. –“Venimos a pedirle un favor”... Pero no decían más que eso. Paco supuso que le solicitarían una limosna, pero resultó que ese no era el motivo. –“¿Y cuál?” –“Querríamos aparecer en alguno de sus cuentos... si se puede”. Me lo contó Espínola mismo, entre sonriente y emocionado. Supongo que los habrá hecho figurar. Y a propósito de “Sombras sobre la tierra” ocurrió que siendo yo funcionario único, el más modesto, de la Biblioteca del Prado (ahora Aurelia Viera) por atender fichas, inventarios, lectores, estadísticas, me robaron dicha obra. Muy disgustado busqué comprarla, pero estaba agotada. Entonces recurrí a Paco, le conté el hecho y le pedí que me regalara un ejemplar para sustituir al prófugo. Ya no le quedaba ninguno sobrante, pero me parece que le plugo el hecho, y para consolarme me dio esta explicación conciliatoria: “Y... a veces ocurre que un libro les gusta... y lo pelan”. Sí; la explicación podía ser buena para el autor, pero pésima para el bibliotecario.

LA SINCERIDAD

Espínola mismo confiesa en su “Discurso en San José de Mayo” su sentido de la compasión, de la ternura... Podría –pienso- llamársela cristiana... Claro que el cristianismo no tiene el monopolio de ese sentimiento. Me parece que a veces creía un poco en Dios y a veces no creía. Pienso que eso debe ocurrirle a todo ser profundo. Meditaba hondamente sobre temas trascendentales, y a veces, honradamente, confesaba: -“Estoy muy embarullado”. Y creo que todos estamos muy embarullados si trascendemos a ciertos temas, pero no tenemos la sinceridad de Paco para decirlo. Era por otra parte, un hombre de gran cultura, un excelente profesor, de captación muy fina de los temas literarios y que sabía enfrentarlos ante el público. Cuando se representó ante una sala llena su drama-pantomima “La fuga en el espejo”, terminado todo se puso una silla sobre el escenario en la que se sentó Espínola y tras hacer breves explicaciones, contestó a las preguntas que el público le formulaba. Yo estaba en la tercera o cuarta fila y algo nervioso, porque alguien podría expresarse de modo agresivo o incorrecto, lo que no ocurrió. El drama fue luego editado con un prólogo del poeta Roberto Ibáñez.

Tampoco debemos olvidar su diálogo “Milón o el ser del circo”, que versa sobre temas de estética, puestos en boca de tres personajes griegos: Helena, Néstor e Hipólito, y precedido de un valioso prólogo de Esther de Cáceres. En fin: “Don Juan el zorro”; en 1968 se editó una parte de esa obra estupenda por diversos motivos. Debe ser de lo mejor de Espínola. Yo era Jurado en el Concurso Literario del Ministerio y propuse su premio.

Había otros libros buenos, pero eran tres premios y el de Espínola me parecía el mejor. No obtuvo sino mi voto. De la discusión hago gracia al público. Por otra parte, Espínola no precisaba ni ese premio ni ningún otro para ser uno de los narradores más notables del continente hispanoamericano. Aunque rabiando, me consolé al recordar esta frase célebre de Herrera y Reissig: “Los saludo hasta la historia”.


sábado

Mañana



Se desvanece la prisa del candil esquivo
se encubre el mañana que escolta el rumbo
en la partida del destino

el hilo se disipa
el cristal de la vida desliza el bastidor.


domingo

Hasta mañana


Voy a cerrar los ojos en voz baja,
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño,
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas,
este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

miércoles

Finesterre


“Contra el optimismo, no hay vacunas”
Mario Benedetti






martes

A ella


Delicada y libertina,
imperceptible y grácil,
el fulgor la quebranta
sin desistir su suave transparencia.

Y yerra, un sueño candelero

El ensayar cada día
contra firme ahogo, el llanto influye
el amor contra el rencor
haciendo una diadema
una bandera, un paño sin sentido
un corazón grande y desprendido
durmiendo muscularmente en el silencio.

lunes

Arabia




Detrás de tantas cavilaciones
y tantas prácticas quizás indignas
continúo ignorando qué ocurre
tras la cortina azabache.
La noche incorpora su parte consciente de eternidad.