jueves

Mi imagen y yo


En algún papel leí, hace años, que el infierno estaba minuciosamente conformado por los ojos ocupados en mirarnos. La frase, entonces, no era de Borges ni de Sábato ni de Sartre ni mía. [...]
En cuanto a mí, hace años que aprendí el arte de afeitarme al tacto, para evitar la opinión del espejo, para acudir al trabajo sin el peso de otra depresión. Es que mi imagen – ustedes me lo muestran – avanza, desde hace tiempo, separada de mí. Mientras yo permanezco adolescente, calmo, interesado en lo que importa, bondadoso y humilde por indiferencia y por la asombrosa seguridad de que no hay respuestas, ella, mi cara, ha envejecido, se ha puesto amarga y tal vez esté contando o invente historias que no son mías sino de ella.
Juan Carlos Onetti en Sara Facio, Alicia D'Amico: Retratos y Autoretratos. Ediciones de Crisis, Buenos Aires 1973

miércoles

viernes

Rodolfo Walsh



El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la analogía del llanto pero no en la historia viva de su tierra.

Rodolfo Walsh

jueves

La literatura es mi amante

El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, de 84 años, acaba de publicar su última novela, Cuando ya no importe (Alfaguara). Es un libro es crito en noches de insomnio, en el que el autor demuestra ser fiel a su mundo: el escenario mítico de Santa María, algunos de sus personajes más queridos, el burdel de siempre y paisajes y personas perfectamente reconocibles para sus lectores habituales.

Es como una inmensa ballena blanca varada, que nunca abandona la cama, de esas de hospital que permiten sobrevivir con el tronco erguido. A su alrededor yacen no los restos del naufragio, no los fardos que ha arrojado a la orilla el mar, sino sus utensilios, los que le escoltan.Alardea de su incurable pereza; a Onetti le cuesta publicar, pero no escribir, "¿Que si escribir ayuda a vivir? Sí, sin duda". Onetti enciende un cigarrillo al que al rato dejará a su suerte, olvidado en un cenicero. "Escribir es una felicidad".

Y lo dice mientras echa una ojeada rápida a su última novela, Cuando ya no importe (Alfaguara). "Este último libro lo escribí acá en noches de insomnio, porque ahora se me ha cambiado el sueño, vete a saber por qué razones misteriosas, y me he pasado las noches escribiendo, y muy feliz de hacerlo. Siempre he tenido la sensación de que escribiendo uno está agarrado a la cola de la vida... ".

En este libro aparece de nuevo el escenario mítico de Santa María y todo su mundo. Pero, ¿por qué vuelvo siempre al mismo mundo imaginado? Ah, eso no lo sé".


A su edad, y con la obra que tiene ya a sus espaldas, tal vez pueda sentir Onetti que se está despidiendo de la literatura. "Sí, sin duda, y creo que esta vez he tenido, si no de forma totalmente consciente, la sensación de que esto es lo último que voy a escribir. Sería corno mi testamento literario, para decirlo en español, ¿no?, que ustedes son muy grandilocuentes. He percibido ese presentimiento, sí, y qué".