El morocho", "El Zorzal Criollo", "El Invicto", "El Mago", sigue sonriendo como antes del accidente del 24 de junio de 1935, cuando su avión se incendió en Medellín, Colombia.
Hubo homenajes el jueves en la conmemoración del 75o aniversario de su muerte, en Uruguay y su Buenos Aires querido.
Hasta el cementerio de Chacarita, en Buenos Aires, centenares de seguidores concurrieron hasta la tumba donde descansan los restos del artista para recordarlo y rendirle homenaje.
"Es una llama que no se apaga nunca," explicó Luis "Gotan" Costa, dueño de un taller de calzados, quien es conocido en su barrio como "Gardelito" por su idolatría hacia el cantor. Costa acomodaba sobre la tumba crisantemos rojos a los pies de la estatua de Gardel y encendía cigarillo tras cigarillo en sus dedos de bronce.
"Cuando estoy solo tomo un whisky, enciendo un cigarillo pensando en Gardel," confesó.
El accidente aéreo detuvo físicamente una carrera espectacular de ponerle voz y sonrisa a tangos, milongas, chacareras, cielitos y hasta fox-trots, rumbas y fados. Pero no pudo detener un recuerdo que sigue avasallante.
Y en el cementerio sus canciones sonaron otra vez de los parlantes de un camión estacionado a la vuelta de la tumba y de algunos cantores de tango, vestidos como su ídolo, que levantaron sus voces y recibieron sonrisas y aplausos de la multitud.
Como no podía ser de otra manera en un astro que al decir de sus miles de fanáticos "cada día canta mejor", Gardel sigue en el centro de la controversia, en especial entre los vecinos rioplatenses que se adjudican el patrimonio de su nacionalidad.
En Uruguay aseguran que nació en el departamento de Tacuarembó, 400 kilómetros al norte de Montevideo, donde a la entrada una imagen de su rostro, obra del artista plástico Rodolfo Arotxarena, da una sonriente bienvenida.
Pero muchos argentinos sostienen fuertemente que nació en Tolosa, Francia.
Un hombre que se identificó como Carlos Delgar, jubilado a los 88 años, recuerda cuando a sus 13 años, desde Colombia llegó el cuerpo de Gardel al cementerio. "Se llenaron todas las calles, se desmayaron muchas mujeres."
Delgar, que fue empleado de un banco de día y cantor de tangos por la noche, replicó "¡Mentira, mentira!" ante la consulta sobre la teoría de que Gardel nació en Uruguay. Para enfatizarlo, sacó una libreta, ya muy vieja y amarilla, que menciona su nacimiento en Francia.
Como reflejo de una virtual historia común, el ejemplo lo brinda el hecho que Montevideo fue el primer testigo en 1916 del nacimiento del género cantado cuando el argentino Pascual Contursi, uno de los íconos en el viejo cabaret Moulin Rouge, interpretó "Mi noche triste" sobre melodía de "Lita", del uruguayo Sanuel Castriota.
El propio Gardel, un año después, lo estrenó en el Teatro Esmeralda de la capital porteña, que era una de las cunas tangueras.
Más allá de este pleito que se arrastra por décadas parece haber un punto de unión: es la veneración que se guarda por "El Mago" que durante generaciones fue el mejor y que para muchos sigue siéndolo.
"Yo vengo todos los años", dijo Juan Carlos Giordano, agregando con orgullo que tiene alrededor de 900 discos antiguos de Gardel, más "todas las películas", y que lo escucha siempre y solamente en su vieja vitrola. Consultado sobre el porqué viene a la tumba, respondió: "Es una necesidad".
El mito sigue cumpliendo años.
FUENTE: URUGUAY Y ARGENTINA REMEMORAN SU VIDA-Los Tiempos.com
Hubo homenajes el jueves en la conmemoración del 75o aniversario de su muerte, en Uruguay y su Buenos Aires querido.
Hasta el cementerio de Chacarita, en Buenos Aires, centenares de seguidores concurrieron hasta la tumba donde descansan los restos del artista para recordarlo y rendirle homenaje.
"Es una llama que no se apaga nunca," explicó Luis "Gotan" Costa, dueño de un taller de calzados, quien es conocido en su barrio como "Gardelito" por su idolatría hacia el cantor. Costa acomodaba sobre la tumba crisantemos rojos a los pies de la estatua de Gardel y encendía cigarillo tras cigarillo en sus dedos de bronce.
"Cuando estoy solo tomo un whisky, enciendo un cigarillo pensando en Gardel," confesó.
El accidente aéreo detuvo físicamente una carrera espectacular de ponerle voz y sonrisa a tangos, milongas, chacareras, cielitos y hasta fox-trots, rumbas y fados. Pero no pudo detener un recuerdo que sigue avasallante.
Y en el cementerio sus canciones sonaron otra vez de los parlantes de un camión estacionado a la vuelta de la tumba y de algunos cantores de tango, vestidos como su ídolo, que levantaron sus voces y recibieron sonrisas y aplausos de la multitud.
Como no podía ser de otra manera en un astro que al decir de sus miles de fanáticos "cada día canta mejor", Gardel sigue en el centro de la controversia, en especial entre los vecinos rioplatenses que se adjudican el patrimonio de su nacionalidad.
En Uruguay aseguran que nació en el departamento de Tacuarembó, 400 kilómetros al norte de Montevideo, donde a la entrada una imagen de su rostro, obra del artista plástico Rodolfo Arotxarena, da una sonriente bienvenida.
Pero muchos argentinos sostienen fuertemente que nació en Tolosa, Francia.
Un hombre que se identificó como Carlos Delgar, jubilado a los 88 años, recuerda cuando a sus 13 años, desde Colombia llegó el cuerpo de Gardel al cementerio. "Se llenaron todas las calles, se desmayaron muchas mujeres."
Delgar, que fue empleado de un banco de día y cantor de tangos por la noche, replicó "¡Mentira, mentira!" ante la consulta sobre la teoría de que Gardel nació en Uruguay. Para enfatizarlo, sacó una libreta, ya muy vieja y amarilla, que menciona su nacimiento en Francia.
Como reflejo de una virtual historia común, el ejemplo lo brinda el hecho que Montevideo fue el primer testigo en 1916 del nacimiento del género cantado cuando el argentino Pascual Contursi, uno de los íconos en el viejo cabaret Moulin Rouge, interpretó "Mi noche triste" sobre melodía de "Lita", del uruguayo Sanuel Castriota.
El propio Gardel, un año después, lo estrenó en el Teatro Esmeralda de la capital porteña, que era una de las cunas tangueras.
Más allá de este pleito que se arrastra por décadas parece haber un punto de unión: es la veneración que se guarda por "El Mago" que durante generaciones fue el mejor y que para muchos sigue siéndolo.
"Yo vengo todos los años", dijo Juan Carlos Giordano, agregando con orgullo que tiene alrededor de 900 discos antiguos de Gardel, más "todas las películas", y que lo escucha siempre y solamente en su vieja vitrola. Consultado sobre el porqué viene a la tumba, respondió: "Es una necesidad".
El mito sigue cumpliendo años.
FUENTE: URUGUAY Y ARGENTINA REMEMORAN SU VIDA-Los Tiempos.com